La historia de Manulena empieza hace 50 años, cuando Manuel Pedro Custódio, un hombre determinado y ambicioso, empezó a ir en bicicleta a las puertas de las iglesias y del Santuario de Fátima para vender las velas que él mismo producía. Fundada en 1968, hizo crecer rápidamente el negocio y, de las velas e iluminaciones religiosas, Manulena pasó a las líneas de decoración, ambiente y, más recientemente, a la cosmética. De padres a hijos, la compañía siempre ha crecido de forma sostenible y con altos estándares de excelencia. Esto le permitió exportar a las mejores marcas internacionales en mercados de lujo exigentes como el Reino Unido, España, Francia, Alemania y Estados Unidos, en una cantidad que ya corresponde a más de la mitad de su facturación. El objetivo es seguir apostando por la inversión tecnológica y humana y cumplir así la misión de hacer crecer la compañía y preservar el nombre y la historia logrados a lo largo de estos 50 años de actividad.